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Mostrando entradas de abril, 2011

La pandorga

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La voz   le seguía hablando, despacio con una mano apartó un insecto que intentaba posarse en su oreja izquierda. Quiso levantar su mano derecha,   pero permaneció en su lugar inmovilizada por una rigidez extrema. Movió los ojos, giró la cabeza y   su mano izquierda dibujó figuras estrafalarias al rotar interna y externamente. Las palabras fluían de su boca como un surtidor libre. Sin embargo, no se podía interpretar el significado exacto que tenían. Era un laberinto sonoro donde los ecos se superponían en una polifonía vibrante. No supo en qué momento trepó por el muro de alambre tejido como un gato. Tampoco ahora   importaba eso. Sintió nauseas, un sabor ácido y corrosivo le quemó la lengua. -          Corre, no te detengas. Le repetía, la voz, una y otra vez El se perdía por senderos desconocidos, sentía que bostezaba una y dos veces. Un compañero, le tironeaba de las ropas, pero se zafaba de sus manos y seguía buscando la salida   con pasos zigzagueantes como un borracho. Le d

Senderos a ninguna parte

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                                                                                    Había pasado tanto tiempo, casi veinte años de repetir las mismas situaciones. La espera había sido larga y a veces complicada. Sin embargo, un día desperté y quise soltar todo aquello que me encadenaba al pasado vivido dolorosamente. Poco después de Pascua, decidí reservar un lugar en una peregrinación a Tierra Santa. El vuelo iba de Luque a Montevideo – Madrid – Tel Aviv. La noche que confirmé el viaje no pude dormir. Cuando llegamos a destino al anochecer, nos llevaron en un ómnibus e instalaron en una pensión en Tiberiades. La habitación que me asignaron tenía amplios ventanales y dejaba pasar el viento que traía la frescura del lago, con el mismo nombre. Me tendí en la cama con la ropa puesta, entre la fatiga y la modorra dejé que mis pensamientos se desataran. Había pasado veinte años creyendo que el amor lo podría superar todo, incluso el desamor del otro y me había equivocado. Muchas veces, mi t