La caza de mariposas
Los niños estaban de vacaciones en la granja de la familia, en el interior del país. Javier y Eduardo, hermanos mellizos, luego del almuerzo pensaban escaparse durante la siesta para ir a cazar mariposas, en el montecito que se encontraba detrás de la lomada de la iglesia.
La mamá había ordenado: ¡Todos a la cama, a dormir la siesta! Los niños terminaron de almorzar y fueron a su habitación, el ventilador apenas disipaba el intenso calor. Apenas el silencio se apoderó de la casa, Javier y Eduardo salieron por la ventana al patio y ganaron la calle. El sol titilaba en los vidrios de la ventana. Los niños llevaban en sus manos la bolsa de red para atrapar las mariposas. La meta que tenían por delante era hacer un álbum con las más variadas especies de mariposas para el álbum de ciencias, al inicio de clases. Hacía mucho calor y bordearon la lomada de la iglesia para llegar al puente que está sobre el arroyo bañarse en sus frescas aguas o pescar. Javier buscó un árbol, se sentó en el césped y se recostó por el tronco.
Descansaré un rato, dijo a su hermano. Eduardo preparó una rústica caña de pescar con una tacuarilla y se empeñó en hacer picar a algunos peces, los trozos de pan que había guardado en los bolsillos de su bermuda. Javier, se adormeció en la modorra del lugar. De pronto, sintió que alguien palmoteaba su espalda. Se revolvió en el suelo y gruñó una frase no audible. Sintió la sensación de la presencia de otro niño.
¿Hola, qué haces aquí? Preguntó al rubio niño que lo miraba con los ojos abiertos:
¿Quieres escuchar música con mi MP4?
¿Qué es un MP4? Replicó el niño.
¿De qué planeta vienes? Interrogó de nuevo al pequeño desconocido.
Vengo de los montes, me alimento de la miel silvestre y llevó a los niños que no hacen la siesta a vivir en lugares lejanos.
Bueno, dime entonces: ¿dónde queda tu planeta?
Vivo en los montes, ¡No sé como hacerte entender!
Me llamó Javier y mi hermano Eduardo ¿Cómo te llamas?
Jasy Jatere…
Ah, ya sé. Eres el hijo del Pombero, eso nos explicó la profesora de guaraní.
No, no soy hijo de ese personaje. Confundiste mi origen ¿Javier, acaso, no me temes?
No, porque le tengo mucho más miedo a los vampiros, Jasy Jatere. ¿Viste la película:
“Crepúsculo”?
Te dije que no salgo de los montes, ¿Cómo crees que pueda ir al cine?
Es fácil, le dices a tu mamá que te lleve al shopping. Le explicó Javier.
No, vivo solo y prefiero correr por los montes, comer la rica miel y asustar a la gente.
Jasy Jatere, le contaré a mi profesora de guaraní que tienes miedo de irte al cine.
¿Estás seguro, Javier, que no me tienes miedo?
Mira, Jasy Jatere, podemos ser amigos. Tú nos enseñas el monte y nos ayudas a encontrar las mejores mariposas para el álbum de ciencias y yo te llevaré al cine.
Dale, Javier…
Entonces, Javier siente una sacudida. Eduardo lo zarandeaba para despertarlo como sea.
Despierta, dormilón… tenemos que cazar mariposas. He pescado cuatro mandi î para la cena. ¿Qué te pasa?
Mi nuevo amigo, Jasy Jatere, nos ayudará a cazar las mejores mariposas para el trabajo de ciencias y nosotros lo llevaremos al cine.
Eduardo le tocó la frente y le dijo: ¡Estás delirando, tienes fiebre!
La búsqueda de mariposas fue suspendida y Eduardo llevó de regresó a su hermano a la casa. La madre primero preocupada le dio una medicina para bajar la temperatura, lo bañó y metió en la cama. ¡¡¡ Están castigados por escaparse durante la siesta, dos semanas sin salir, hasta regresar a Asunción!!! Dijo, la mamá.
Los niños quedaron muy tristes porque no lograron cazar las mariposas para el álbum de ciencias del nuevo año, para la escuela.
Regresaron a la ciudad, y unas semanas después, la empleada entregó a los niños una caja. La revisaron y encontraron una enorme variedad de mariposas. Las más hermosas que habían visto hasta ese momento. Preguntaron quien la había traído y la mujer les respondió: Un niño rubio y pequeño.
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